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Literaturas regionales. Narrativa huaracina reciente

Por Jesús Miguel Delgado Del Aguila

Pakarina Ediciones. Lima, 2013, 74 pp.

Las palabras introductorias al texto de Jorge Terán, a cargo de Javier Morales Mena, presentan algunos antecedentes importantes para referirse a la literatura huaracina, partiendo de la hipótesis de que consistiría de un producto de esos espacios estéticos y festivos que son resaltantes a simple vista, tanto así como referirse a la conmoción provocada en un turista (Pg. 11). Uno de esos centros de atención, según lo remarcado, sería el de la violencia terrorista de la década de los 80, donde la voz andina estaría simbolizada por aquel reclamo sociopolítico.

 

Si bien poco se conoce sobre la difusión de la literatura huaracina en los medios nacionales e internacionales, hay un gran intento regional por sacar adelante toda esta manifestación artística (Pg. 25). Muchas veces no basta la organización de índoles culturales y académicas si se trata de producción reciente, ya que esto lo suscita cualquier novelista o poeta joven sin importar su lugar de procedencia; es más, la misma crítica literaria se muestra susceptible a este pequeño riesgo literario: el no reconocimiento del trabazón artístico. Se busca, pues, ante estas posibilidades el difundir la literatura huaracina a un espacio homogeneizador, donde las literaturas convivan entre sí, con la finalidad de poder unificar y clasificar lo relacionado hasta ahora y contactarlo con la modernidad (es a lo que está destinado este texto de Jorge Terán: revelar en qué medida la literatura regional ancashina-huaracina va preocupándose más por aquellos tópicos y técnicas modernizadores que opacan o desplazan el germen tradicional). Puede esclarecerse la función de lo andino al decir que tan solo se basa en los procesos socioculturales que reflejan de manera simbólica una cultura, ya sea adoptando la postura moderna o tradicional, mientras que se puede decir que existe una posibilidad de clasificar entre diversas manifestaciones artísticas, literarias y tradicionales las producciones regionales ancashina-huaracinas (tomando esta referencia de modo topográfico).

 

Jorge Terán halla una clara clasificación entre la predominante literatura huaracina y su representación en aquel espacio andino. Se enfoca en canalizar su centro de atención en dos perspectivas con la relación a su narrativa. En primer lugar, se hablaría de una visión apegada al mundo tradicional; es decir, el contacto directo con lo andino, lo rural y aquellos temas de la violencia política de los años 80. Y como segundo punto, el enfoque moderno que le dan los narradores huaracinos al espacio andino.

 

Sobre el primer punto, la narración huaracina enfocada y apegada al mundo tradicional muestra su reiteración bajo la presencia de temas como el del hecho de confrontar fragmentos históricos relacionados con la violencia política, los espacios rurales-andinos, la tradición oral y la presencia de occidente en los Andes, englobados todos ellos con un tópico donde se revela un claro conflicto cultural entre tradición versus modernidad (Pg. 33). Autores como Edgar Norabuena Figueroa (Huaraz, 1978) y Eber Zorrilla Lizardo (Huari, 1982) son representantes de este modo de construir literatura, aparte de agregarles nuevas técnicas a sus artes, como la de introducir el eje de oposición entre subtemas (amor-desamor o civilización-barbarie). Textos como los poemarios de Edgar Norabuena El grito del silencio (1997) e Itinerario de la gaviota cansada (2000) y el libro de cuentos de Eber Zorrilla Las almas también penan por amor (2007) ofrecen este abanico de posibilidades.

 

El segundo enfoque que determina Jorge Terán se relaciona con la literatura huaracina y la modernidad, donde se intenta representar el sector cultural mestizo andino (Terán 2013: 50). Para ello se afronta el problema entre andino versus modernidad, donde el sujeto en tensión es el enfoque y el punto de análisis, rompiendo con ello la oportunidad de incluir el debate de forma colectiva. Asumiendo esta nueva forma de abarcar el ser, se representan espacios modernos. Autores como Daniel Gonzales Rosales (Huaraz, 1976), Ludovico E. Cáceres Flor (Chacas, 1963) y Rodolfo Sánchez Coello (Lima, 1977) manifiestan esta nueva forma de llevar a cabo esta representación.

 

Las reflexiones finales hechas por el autor del libro permiten ver la acomodación sistemática hecha entre lo tradicional y lo moderno, viendo en esta un ordenamiento a las exigencias canónicas de la literatura contemporánea, devaluando de cierta forma lo andino y acomodándolo a una estética receptiva de aprobación masiva y difusora del arte mismo.

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