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Teoría de la literatura: RESTOS

Por Paul Asto Valdez

Editorial San Marcos. Lima, 2012, 245 pp.

Hablar sobre la teoría literaria en nuestro medio suele ser un asunto espinoso, esto, en gran medida, debido al rechazo que sostiene cierto sector de lectores y escritores motivados, generalmente, por el desconocimiento, y también, en parte, por nuestro voluntario enclaustramiento al interior de un ambiente meramente disciplinar: en una especie de metáfora extraña, digna de Simeón el Estilita. Es por ello que la propuesta expuesta por Javier Morales (compilador) en Teoría de la literatura. Restos (Editorial San Marcos, 2012) se convierte un punto de retorno que nos invita a reflexionar sobre la crisis de la teoría literaria y, al mismo tiempo, de las humanidades en general, agravada en estos tiempos extraños en que vivimos: entre la inmediatez informática, las interacciones virtuales y un marcado distanciamiento caótico con respecto al otro.

 

Es precisamente ante estas crisis que responde Teoría literaria…; las externas, que se tornan agresivas y, en muchos casos, inhóspitas y baldías para este tipo de desarrollos; y, sobre todo, para las internas, en la que nos hallamos inmiscuidos, y en la que existe cierta tendencia a la inercia de no discutir sobre la leche derramada (si es que la fue). Los artículos recopilados por Morales Mena, apelan a romper, justamente, dicha inercia, a darle cierto dinamismo a los engranajes teóricos que permanecieron inmóviles durante las últimas décadas. El retorno al origen, mucho antes de la formación de los paradigmas actuales, es el común denominador de los artículos.

 

Un ejercicio hermenéutico necesario y renovador, sin el cual no se podría dar el valor necesario a ciertos artículos, como es el caso de Tatiana Bubnova ("Bajtín traducción inversa"), en donde se plantea una revisión de la traducción de la obra de Bajtín, y que fue tan efectiva en comparación con el mensaje original. Para ello pondrá especial hincapié en el contexto en el que las ideas de Bajtín comenzaron a expandirse, específicamente en la Francia de mediados de los años sesenta, en donde la autora plantea que a raíz de las corrientes de pensamientos que surgieron en aquel momento, se prestaron cierta atención a determinadas categorías bajtinianas dejando de lado otras. Es a partir de este punto, en donde la autora planteará la traducción inversa, como un modo de recuperar lo que las traducciones anteriores obviaron.

 

El artículo de Miguel Ángel Huamán responderá a las crisis externas, mencionadas anteriormente, y sobre cuál sería el papel del crítico en los tiempos modernos. Así, para Huamán, la importancia del crítico, en estos tiempos de relativismo en donde poco o nada se hace por la comprensión, es fundamental (pese a que algunos caen en la negación generalizada que esconde tras de sí: "un autoritarismo nefasto"). Para sostener la importancia de la crítica, hará un recorrido desde los orígenes mismos de la palabra y su evolución a nivel social y artístico a lo largo de los siglos, y como esta, al verse enfrentada por la modernidad, irá perdiendo su función "social" pasando por la difusión de la escritura; de la literatura, convertida en parte de la industria del entretenimiento; hasta que, finalmente, termina refugiándose en la "jerga universitaria", alejándose del hombre cotidiano. Pese a ello, la importancia o, mejor dicho, la necesidad de la crítica, bien podría resumirse en las siguientes palabras del autor: "la función primordial del crítico literario y cultural, en medio del predominio del espectáculo y el consumismo, es alentar una perspectiva positiva de la práctica de la crítica, en todo ámbito" (Pg. 54).

 

El artículo de Roberto Gonzáles Echevarría ("Crítica Práctica / Práctica Crítica") es el artículo más sentido del compilatorio, pues en este se hace referencia a su papel como crítico cubano radicado en Estados Unidos, y el papel de los críticos latinoamericanos en dicho país a raíz de la revolución cubana y por el boom latinoamericano. El autor realiza una recopilación, a manera de evolución, de los estudios latinoamericanos en aquel país, junto a viejas añoranzas compartidas con otros críticos, como Ángel Rama y Emir Rodríguez; y cómo con el creciente interés por la literatura latinoamericana, también llegaron consigo los aspectos políticos, que no solo estaban referidos a los escritores alineados o no alineados con la revolución cubana, sino también al ámbito de los críticos, esa visión sectorial que Gonzáles se encarga de criticar constantemente.

 

La otra parte del artículo estará referida a la evolución de la crítica literaria en general, haciendo especial hincapié a lo que el autor denomina "El peor legado del estructuralismo", que fue el sometimiento de la crítica literaria a ciertas tendencias de las ciencias sociales, consecuencia del pasearse por diversas corrientes de estudio, como si se trataran de "modas" injustificadas. En este punto el autor mantiene una crítica certera contra este sometimiento, pero sobre todo contra cierto sector de la crítica literaria que se caracteriza por su afán reduccionista respecto a la literatura latinoamericana, encasillándola a temas y problemas locales; como al Inca Garcilaso a un asunto postcolonial, a Borges con los conflictos políticos de Argentina o a García Márquez con la violencia en Colombia. Para Gonzáles esta práctica convierte a la literatura latinoamericana como una "literatura menor", una "literatura de subalternos".

 

"No hay gesto más abyecto decolonizado que este. Equiparar la literatura latinoamericana al subdesarrollo o a la condición colonial o postcolonial equivale a renunciar a una de nuestras indiscutibles riquezas: la imaginación literaria y artística, que se sobrepone a todo obstáculo. Nuestro más grande poeta, Rubén Darío, surgió de la minúscula y empobrecida Nicaragua. Mi querido amigo Severo Sarduy era un mulato, chino, homosexual, de origen proletario, y no era subalterno de nadie" (Pg. 132).

 

Análogamente, los otros artículos tienen la misma actitud de reevaluar la tradición teórica, como el artículo de Antonio de Murcia Conesa, respecto a la Teoría literaria de la Romanistik; o la revisión de encuentros, entre los estudios postcoloniales y el feminismo, bajo la herramienta de la modelización, de la autora Beatriz Ferrús Antón; entre otros. Y que a partir del desarrollo del diálogo producido consecuencia de lo discutido, articulan lo que Javier acertadamente señala como fin de esta propuesta:

 

"Restos también pretende ser un libro de amor por la literatura, por la teoría literaria, por el humanismo o el demasiado humanismo. Cada uno de los artículos aquí reunidos recuperan el sentido combativo de la teoría, su resistencia al reduccionismo plantillar; su crítica de la tropología que sucumbe a las exigencias de los mercados de la interpretación. Esta compilación es muestra de sentimiento teórico y contestación beligerante frente a este tiempo de la reproductividad técnica de la teoría" (Pg. 16).

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